jueves, 4 de noviembre de 2010

Querido Pablo:

Parezco predispuesta a los amores imposibles, después de una historia funesta apareces tú: lleno de encanto, amante de la Literatura, alguien de quién aprender y con quien crecer...y resulta que tienes novia.
Nunca elijo a los más guapos, no me interesan, tú no lo eres especialmente, pero eso no garantiza que te vayas a fijar en mí.
Fluctúo entre la inseguridad y la rebeldía. Me rebelo ¿por qué no te gusto si soy perfecta para ti? Miramos en la misma dirección, amamos las palabras con igual intensidad, compartimos el presente y quizá el futuro, hablamos el mismo idioma hasta cuando permanecemos en silencio.

Me siento insegura: me miras como si fuese trasparente, tus ojos traspasan mi rostro sin quedarse en él, me oyes pero no me ves. Te gustan mis palabras, pero no son suficientes, nunca es suficiente porque no me has elegido a mí.
Quizá sea cierto que miramos en la misma dirección, por eso no sabes mirarme a los ojos.
Todavía a tu lado.

S.