lunes, 10 de enero de 2011

Año nuevo

Los calendarios han cambiado un número, es lo único diferente desde la última vez. Tu nombre sigue resonando en mi memoria cuando no estás y tu presencia continúa llenado los mejores huecos de mi vida. La pieza del centro del puzzle.
Las tardes compartidas tienen la luz de los días de verano, aunque el frío hiele las ventanas desde las que miramos la plaza nevada. La nieve puebla las calles de silencio y me invita a escuchar dentro de mí. Una voz queda me anuncia que, aunque no estés, puedo presentirte en cada instante.
Quizá algún día te quedes conmigo también las tardes de los sábados, estas en las que no sé quién eres ni dónde estás, no sé a qué otros ojos miras ni qué otras palabras pronuncias a alguien que no soy yo.
Borraré del calendario de este año todos los días que no sean nuestros, no sólo míos, no míos sola, sin ti.